Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

miércoles, 11 de julio de 2007

Náufragos



Casi todos hemos oído alguna vez una historia parecida. Me refiero al caso de A. Sufrió un duro golpe cuando B. rompió aquella larguísima relación que mantenían. A., ingenuo conmovedor, tenía incluso planes de boda, pero, galante, no quería apremiarla. Ahora pensamos que debió hacerlo para acabar cuanto antes.

Es una historia marinera. A. naufragó y quedó balanceándose, como muerto, en un mar que parecía tranquilo. Hasta que se cruzó una tabla que podía incluso proceder de su propio naufragio. A. no la vio hasta que casi golpeó su cara. Entonces reunió las fuerzas que le quedaban, se agarró a la tabla y le propuso matrimonio.

Y allí estábamos, en la boda de A. y C., comentando los conocidos cómo A. se habría casado con cualquier tabla que pasara a su lado en aquel doloroso momento de naufragio. Allí seguíamos, deseándole suerte al amigo porque sabemos que si las relaciones humanas son azarosas, las que construyen los náufragos mientras flotan son temerarias. La compensación (otra más de la vida) es que el triunfo de una relación nacida a la desesperada, si llega, es el más sonado. Buona sorte, A., la mereces.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

"Como el náufrago metódico que contase las
olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada, sino en las cosas que yo más quería".

(Luis Rosales, "Autobiografía").

Lenny Zelig dijo...

Agradecido por la música de las palabras.
Permítame algo personal que tal vez no venga a cuento: la "autobiografía" del poeta insignito nada parece tener que ver con usted, una arrojada AviAdorA de rescate que imagino habrá salvado ya algunos náufragos metódicos.
Dulces sueños.

Anónimo dijo...

Arrojada y suicida, más chulita que la vida, las alas en picado, el corazón patas arriba (uy, que se me ha contagiado la rima rumbosa de mi copiloto, vaya por dios con la empatía).


Quería preguntarle, ¿no se puso usted triste viendo a su amigo A casarse a la desesperada? ¿de veras le desea suerte en su empresa?.

"El alma que nunca ha sufrido es como una catedral sin bendecir" (¿Savater?). Está poco valorada la soledad "temporal", ésa que cura y da fuerzas para levantarse con más ímpetu a retar a la vida. ¿Se pueden evitar el dolor, la soledad, la decepción? nadie nos enseña en la escuela que sólo podemos afrontarlas, no eludirlas.
Es sólo una humilde opinión, intento ser autodidacta en todo lo que puedo y me dejan, vaya.


¿Sabe lo que me gusta de usted? la serenidad y tranquilidad de sus palabras. Me gusta la gente de carácter reflexivo, y no sé, yo le imagino como un pensador nato (¿un ermitaño disfrazado de abogado civil, tal vez?).

Ya, ya huele a café, discúlpeme un segundo. Ah, queda pendiente esa confesión sobre Bianca. Me tiene usted intrigadísima.

Lenny Zelig dijo...

¿Triste? Diría melancólico, que es como me pongo cuando tropiezo (tan a menudo) con la fragilidad de los humanos, empezando por la mía. Y suerte, por supuesto que sí se la deseo, aunque prefiera que no la necesite.

Mi auténtico lema (no el de los engolados Di Blasino) es razón y compasión. Ante el sufrimiento y nuestra necesidad de superarlo, comprendo cualquier plan. Sea mejor o peor, sospecho para cada cual es inevitable. En fin, la compasión me hace muy difícil reprochar nada a los gestos desesperados. Soy un blando con los de mi especie.

Ese café... Debo irme. ¿Me invita a otra cerveza esta noche? A lo mejor asalto sin más su nevera.

Si le contara de Bianca...

Anónimo dijo...

"Razón y compasión", ¿no es casi casi una paradoja? pero al menos tiene un buen lema que defender. Lo que yo pensaba, ¡usted es Alonso Quijano retando a los molinos!. Me gusta.

Sí, esa cerveza mejor por la noche (el insomnio se ceba conmigo sin piedad y a esas horas necesito distracción en cantidades industriales).

Si me contara de Bianca..., quizá yo también me enamoraría. Soy de pasiones rayanas en el delirio, me puede la Belleza, me vence la Poesía. En la mujer se mezclan esos dos conceptos de forma muy becqueriana.

Y a propósito, ¿se animará usted pronto a deleitarnos con algún verso?. Yo le doy el pie (sencillo para que vuele despacino desde el nido):

"EN MIS BOTAS SOLITARIAS ACAMPÓ EL DESAMOR...(ahora complete usted con los versos que le salgan al paso, sin pudor). Buena suerte y lindo vuelo.