Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

viernes, 26 de junio de 2009

Ultimátum



"Ultimátum a la Tierra", 2008, de Scott Derrickson.

Tengo muchasss cosasss que preguntarte..., Keanu.

Y también a ti, Jennifer, así que no te vayas muy lejos, por favor.

Bien, gracias, y dejando de momento a un lado al precioso Bach, que lo es, ¿podéis decirme qué diablos queréis acabar haciendo con vuestras irregulares carreras? ¿En qué mierda -no se me ocurre otra palabra, sabréis disculparme- estábais pensando cuando aceptásteis el papel?

Ya no somos unos niños. O pensáis mejor o no levantaréis cabeza.

Dicho lo cual, vayamos con un poco más de Johann Sebastian Precioso. Cualquier versión me vale.

domingo, 21 de junio de 2009

Máximo común denominador



El pasado me apasiona pero su contemplación, desde la ventajosa posición de quien conoce el desenlace, me conmueve.

Así me sucede con el noticiero olvidado recién descubierto y en parte publicado. Espero poder ver todo el material. Niceto Alcalá Zamora, Fernando de los Ríos, Victoria Kent, Salvador de Madariaga... Sonrío al fijarme en la retórica de aquellos tiempos y esa antigua y tajante gestualidad de las proclamas solemnes. Pero la sonrisa se tuerce al recordar que, pese a sus diferencias políticas, los personajes muestran la ilusión por una oportunidad de cambio y modernidad sin saber que acabarán presenciando una bárbara guerra y compartiendo un inevitable exilio: el común denominador de buena parte de la inteligencia de la época.

Maldita historia.


Me queda Bach. O más bien me persigue.

miércoles, 17 de junio de 2009

Muerte entre los frutales

Como abogado estoy interesado (casi siempre) y abrumado (a todas horas) por los conflictos privados. Pero me reconozco un pésimo negociador: a menudo soy incapaz de comprender las expectativas y deseos de las partes enfrentadas. Supongo que los buenos negociadores son los que no pierden el tiempo valorando las pretensiones en conflicto y se limitan a encajarlas. Yo lo pierdo tratando inútilmente de comprender el gusto humano por aferrarse a lo inconveniente. No soy de este mundo. Una maldición como cualquier otra que me condena a sacar la cabeza fuera de los límites en busca de aire para descubrir que sólo hay vacío.

Es lógico que me suceda algo parecido en los conflictos a gran escala: me interesan tanto como soy incapaz de comprenderlos. Me lo han recordado algunos de los análisis que he leído de la declaración del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, realizada el pasado domingo sobre las líneas programáticas de su gobierno en relación con el conflicto palestino. Como siempre, me he limitado a leer el relato de los hechos y las opiniones ajenas, consciente de que una valoración consistente de este complejo asunto de imprevisible futuro excede de mi capacidad de análisis. Pero me ha llamado la atención el relativo énfasis que los medios han puesto en la exigencia de que el futuro Estado palestino esté "desmilitarizado". Supongo que eso y el "control internacional del espacio aéreo" equivalen a falta de autonomía, y no dudo de que así lo entiende también ese halcón que es Netanyahu. Sin embargo, soy incapaz de considerar una imposición la posibilidad de construir una nueva organización política sin ejército. A lo sumo se trataría de una bendición.


Sin duda: en este punto, trato hecho.
(Será que no sé negociar).






"Vals con Bashir", 2008, de Ari Folman.

viernes, 12 de junio de 2009

Desaparecido

Apenas crucé un par de frases con él en alguna reunión del colegio, de ésas en las que creo sentir la asfixia de la sobreprotección de los padres sobre sus hijos. Dichosas reuniones. Tenía dos hijas de la misma edad que mis pequeños y la mayor había cambiado de colegio este último año. La hija menor seguía en el mismo porque no fue admitida en el otro. Ni él ni su mujer estaban contentos con el colegio, no, pero no importa. Hacía tiempo que no lo veía y tampoco importa. Se suicidó hace poco más de una semana.

Este sábado es el cumpleaños de su hija pequeña y M. está invitada a la celebración. Está ilusionada pero no tengo valor para llevarla.
Hazlo tú, por favor.



"In Treatment", 2008. HBO.

jueves, 4 de junio de 2009

Asuntos, sin más

A poco que nos descuidemos tropezamos con un asunto interno, pero interno, lo que se dice interno, de los internos de toda la vida, vamos, del mismísimo interior.

Así no hay manera de ser portavoz de Asuntos Exteriores. A lo sumo, de Asuntos Interiores. Grotesco y despreciable.

Asuntos internos... Andaba pensando en esa expresión tan de guerra fría, cavilando sobre las limitaciones que quieren imponerse a la jurisdicción universal de nuestros tribunales y en el inevitable desasosiego que me produce esa comprensible posibilidad cuando, tachaclic, irrumpe el asalto fotográfico a la intimdad de Berlusconi. Y recordé.




“Yo serví al Rey de Inglaterra” (2006) de Jiri Menzel, basada en la novela de Bohumil Hrabal, ambos checos.

Juguetones y felices, igual que cachorros, efectivamente. Y ya no puedo volver a los asuntos internos, centrada momentáneamente mi atención en esos otros asuntos tan viejos -en cualquier sentido- y tan humanos.