Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

miércoles, 29 de agosto de 2007

Relaciones paterno-filiales

Han sido muy estudiadas y hay modelos, sugerencias, guías, instrucciones y buenos consejos. Más allá de todo eso, he tenido el gusto de conocer al mejor padre para un veinteañero. Realmente parece sencillo. Tomo nota, Sir Gielguld.



No veo inconveniente en aplicar la técnica a menores de diez años. Veamos. “Niños, ¿os importaría ir el próximo verano a un campamento de tres meses en los Urales? He oído hablar maravillas de la caza del alce con flechas y de bucólicas marchas de cinco días. Por no hablar de la simpatía eslava. No, no, no, no digáis nada. Admiro vuestro espíritu aventurero. No sabéis cómo voy a echaros de menos”.

Qué gozada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí este padre me desestabiliza sobremanera porque se pasa tres pueblos del patrón de padre-estándar.

Si mi padre me hubiera aconsejado así, como el protagonista de la secuencia, yo posiblemente me hubiera levantado furiosa de la mesa y le hubiera espetado "¿pero qué clase de padre eres, por dios? Actúa como se espera de un padre: llevando siempre la contraria, hombre", y luego concluiría con un grave "me has decepcionado profundamente", con portazo de puerta incluido.

En fin, lo que viene siendo la clásica situación de tensión padre-hijo. Así me lo aprendí yo.

Lenny Zelig dijo...

Usted es que es mala hija. El padre de la secuencia le está diciendo que haga lo que quiera, eso sí, lejos de él. No le dará cariño pero sí libertad, que no es poca cosa. Nadie es perfecto.

Anónimo dijo...

Sí, sí, tiene usted razón, quizá soy mala hija. Pero no me diga usted que no desconcierta ese trato paternal tan "irónico" (mire usted qué carita se le queda a J. Irons, con sus "veinte años" y ese carácter pusilánime).


Hablo sin saber, claro. Yo aún no soy mamá, y cuando lo sea... tendré que improvisar, supongo que como todos. Me lleva ventaja, amigo.

Lo dicho, la experiencia es un grado, y de inestimable valor.

Lenny Zelig dijo...

No, no me tome en serio. Haría bien en rebelarse contra ese padre insoportable que siempre reprochaba a su pobre hijo que hiciera acto de presencia.

Hmmm. Habría que verla ejerciendo de madre. A veces pienso que es en nuestra relación con los hijos donde mejor quedamos retratados.

Un beso de buenos días.