Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

jueves, 16 de agosto de 2007

¿Dónde estás?

Hace unos meses me tropecé de nuevo con esa canción que ya había olvidado. Poco después, curioseando en una estantería del hipermercado di con un disco que la contenía.



El otro día le pedí a Bianca que la pusiera en el coche. El corte número cinco, por favor. Y me puse a cantar como un loco, bailando en el asiento, levantando los brazos y moviéndome de un extremo a otro. Desafinando sin rubor.

“Eh, nena, he pasado tanto, tanto tiempo buscándote. Y la ciudad es tan grande, pero tu amor tan pequeño”. En esta parte, que recité con la voz más forzadamente grave posible, Bianca se partía de risa. Bendita risa.

“¿Cuándo vas a quererme?” (-Nun-ca). “¿Cuándo vas a renunciar al sueño de tu libertad?” (-Nun-ca-nun-ca-nun-ca).

Era Bianca la que respondía alegremente a las preguntas, introduciendo unos coros en lo que podría ser una nueva versión de la canción.

Llegados a este punto de la música, yo seguía cantando pero ya no bailaba. Miraba por la ventanilla. Un árbol, dos, diez, cien casas, mil rostros.
-¿No debí decirlo? –me preguntó Bianca, intrigada.
Volví la cara y le sonreí a través del retrovisor.
-Siempre dices lo que debes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Auch! (pinchazo de mariposas en el estómago).

Hermosísima canción, Miguel. No entiendo cómo Bianca no cae extasiada en sus brazos. Yo lo haría, joder.

Lenny Zelig dijo...

Ya ve. Creo que Bianca es toda suya. Hágale una buena oferta sobre la hipoteca.

Pero le seguiré cantando y quién sabe.

Anónimo dijo...
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