Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

jueves, 16 de agosto de 2007

Cuaderno de viaje. La (dichosa) mosca

Estaba escuchando uno de los discos que se salvaron del incendio. Me tomaba una cerveza casi templada y andaba pensando en que había que bajar al temperatura de la nevera, se formara el hielo que se formara. Se oían las voces de los niños a lo lejos y una brisa agradable entraba por la ventana. Todo perfecto. Eso mismo debía de pensar la mosca que revoloteaba sobre una mesa a unos dos metros de mí. Se movía en el mismo plano, cambiando bruscamente de dirección y siempre en línea recta. Me pregunté qué estaría dibujando. Me fijé muy atentamente y tracé en mi cabeza las líneas de su vuelo. Enseguida lo vi claro. Era una casa, con su tejado triangular y sus ventanas. Chimenea y una gran puerta. Al poco llegó otra mosca, volaron juntas un momento y se metieron dentro de su casa recién dibujada.
Conclusión: en este planeta todos andamos pensando en lo mismo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que la vida (¿la hipoteca?) está preparada para ser llevada en pareja, vaya. Las moscas también han llegado a esa conclusión, supongo...

Hola, hola, amigo Miguel. Qué ganas tenía de verle y de leerle. Feliz retorno y vuelta a la cotidianeidad, con sus telarañas incluidas, ja ja.

Lenny Zelig dijo...

Salgo a comprar el pan y el periódico y, zas, compruebo que ha sobrevolado esta casita levantando todos los papeles. Bienvenida, huracán, me alegro mucho de volver a verla.

¿Anda buscando mosca? Dése prisa que con los primeros fríos desaparecen.

Ahora que está recién aterrizada, le doy un consejo. Prolongue lo que pueda la sensación de retorno todavía no concluido. Siga de viaje unas horas más.

Ah, me he apuntado a una academia de baile. De aqui a unas semanas llámeme Fred. Un beso.

Anónimo dijo...

Parece que las novias y las moscas son muy codiciadas, ja ja.

Ay, no sé qué decirle con lo de la sensación de retorno. Tengo dolor de cabeza, pérdida del apetito y trastorno del sueño (duermo más que de costumbre). El jet lag es lo que tiene.

¿A una academia de baile? lo que yo decía, está usted desbocado. O sea, que en eso consiste la campana de Gauss existencial, ¿no? ja ja. Me parece genial, en serio. Su familia debe de estar muy divertida con el asunto; ya sabe que en las reuniones familiares tendrá usted que lucir su talento: del cha-cha-chá al bolero, del tango al break-dance.

¿Acepta peticiones, Fred?