Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

jueves, 23 de agosto de 2007

Cuaderno de viaje. Los árboles

El bosque queda a unos trescientos metros de la casa. Eucaliptos, robles, pinos y unos pocos castaños. No puedo dejar de ver a los árboles como viejos parientes arraigados con nosotros en el mismo remoto y pequeño lugar del espacio. Procedemos del mismo lugar y sólo en algún momento de nuestro pasado común tomamos caminos diferentes. Creo que su biología contiene muchos aspectos aún desconocidos. Nos equivocamos si pensamos que son seres simples.

Siento debilidad por el castaño. En el bosque, junto al camino que lo atraviesa, hay algunos ejemplares de porte considerable, con su copa redondeada y grandes ramas que se curvan hasta casi tocar el suelo. Me he tumbado bajo uno de ellos. El mar está cerca y puede oírse. El viento que allí siempre sopla mueve las hojas y las ramas, produciendo ese murmullo que acuna. Me gusta ver el inútil esfuerzo de la luz del sol por penetrar en la maraña de hojas. No quiero cerrar los ojos pero no puedo mantenerlos abiertos. El mar, el viento y las hojas, y nada más. Sí, algún pájaro.
Ya no sé dónde estoy.
Ya no soy yo.
Ya me he dormido.



Ahora que me despierto, reconozco que tal vez he metido algún no-castaño. Una castaña.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ummmmmm! qué bien descrito. Casi me tiro por la ventana para ir hasta el parquecito de novios que tengo en frente, a tumbarme bajo la sombra de las ramas.

Una vez vi en un documental científico (de esos que te ponen la piel de gallina) que se había demostrado que los seres vegetales TAMBIÉN SIENTEN. El experimento había consistido en acercar de manera amenazante una tijeras a una plantita. Según el sensor/medidor de "sensaciones vegetales", la plantita había temblado, y mucho.

Que levante la mano quien no lo hubiera hecho, hey.

Buenas noches, camarada italiano. P

Lenny Zelig dijo...

Tírese (¡con cuidado!) siempre que pueda. Los urbanitas hemos perdido contacto con la tierra. Es una lástima.

Buenas noches.