Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

viernes, 17 de agosto de 2007

Cuaderno de viaje. El océano

Al borde del mar siempre me siento como al borde del universo. Pese a lo inmenso de la masa de agua, se aprecia en el horizonte la curvatura de la Tierra y se adivina una inmensidad mayor allí donde el agua no continúa. Sentado junto al bramido de las olas y frente al empuje del viento, me relajo y siento vértigo, todo a un tiempo. Me encanta.

Por eso mismo el escenario se merece un homenaje. Cogido el tranquillo al programa, los pasos ya son rápidos. Hay que poner el volumen alto. Y adelanto que el resultado es algo pesadito porque apenas tengo fotografías de los lugares por los que llevo moviéndome ya varios años. Apenas las tengo porque soy un desastre, y soy un desastre porque así somos los desastrosos. En todo caso, lo mejor y como siempre, lo de otros: la música.


5 comentarios:

Nootka dijo...

El mar... el horizonte, para mis ojos no hay nada mejor que un espacio tan abierto como el horizonte sobre el mar. Y las gaviotas.

Lenny Zelig dijo...

Creo que es cuestión de perspectiva. El mar (supongo que algo parecido sucede con una cumbre) nos ofrece una buena perspectiva de lo que realmente somos. Por eso nos seduce irremediablemente.

Es una puñeta estar lejos del lugar adecuado la mayor parte del año.

Halagado por su visita.

Anónimo dijo...

Si no fuera una aviadora sería marinera. Sitting on the dock of the bay.

¿De dónde son las fotos?

¡No es usted nada desastroso, así que no alardeé tanto de serlo, hombre!

Lenny Zelig dijo...

Son de la costa de Coruña. Desde la misma ciudad o en puntos en dirección a Ferrol.

Y sí que soy un desastre. O un perezoso absurdo. Sólo así se explica que a alguien a quien le gusta la fotografía no se lleve la cámara a cuestas, o no la desenfunde y dispare a discreción. Así que mire a mis labios: "soy un desastre".

Anónimo dijo...

Ah, por el tipo de música sospeché que era Galicia; yo he vivido algunos años en Vigo y conozco muy bien las rías baixas, no tanto las altas. Mi mami es de allá y desde bien temprano nos inculcó la morriña por el mar. Qué bella tierra. ¿Comió usted mucho pulpo? hummm, cómo resistirse.

Bueno, entonces yo también seré una desastre, Miguel. Me da pereza ir arrastrando la cámara, siempre se me agotan las pilas, jamás paso las fotos al ordenador, nunca las imprimo...
Dos desastres totales.