No sé si hay algún tipo de humor tan acertado que pueda situarse por encima del espacio y del tiempo. Tampoco sé si sería un acierto. Tal vez el humor no sea más que un producto cultural apegado a su circunstancia y no hay nada de malo en ello. De lo que sí estoy seguro es de que hay cierta mirada inteligente que trasciende del tiempo y lugar en el que vive el que la proyecta, una que además rezuma un intenso humor amargo que los años –y los siglos, sospecho— no debilitan. Así que puede que haya un humor que no caduque, pero creo que tiene que ser ácido y lúcido. Como el de Billy Wilder.
Soy un cinéfilo desastrado, sin referencias ni memoria, sin orden ni concierto. Conste. Y me doy cuenta de que es ahora mismo cuando empiezo a prestar verdadera atención a la pantalla. Nunca es tarde. De modo que al volver a ver “El apartamento”, algo menos de cincuenta años después de haberse creado, no he podido dejar de sentirme asombrado. Entre que los humanos no hemos cambiado nada y el mundo mucho menos de lo que debiera, la inteligencia del guión permanece fresca y estimulante, y sus pinceladas de humor se mantienen con el grado exacto de acidez. La visión es tan actual que hasta hay una pionera representación del exasperante zapping. Y no faltan “las víctimas” y “los aprovechados”, esos eternos equipos que siempre disputan el mismo partido amañado.
Y además está Shirley MacLaine...
(Estoy hecho un Pumares de tres al cuarto. Un quiero y no puedo).
8 comentarios:
El primer chiste lo hizó un neandertal al dejarse los dedos machacando un hueso, y hasta hoy. Hay gracias que nunca mueren, aunque en si lo piensas bien no sean graciosas, pero está en la esencia del humor, queramos que no, reirnos siempre "de", aunque sea de uno mismo (a eso lo llamamos humor inteligente).
Como siempre hay buenos motivos, reírse de uno mismo es necesariamente lúcido. Los problemas surgen cuando nos reímos de otras cosas. Entonces ya no está claro si somos lúcidos o estúpidos o un poco de todo. Hace falta tiempo para confirmarlo.
En el caso de Billy Wilder creo que su inteligente puntería está sobradamente confirmada.
El sentido del humor es una de las cualidades más bonitas del Hombre. Porque es misterioso. Inasible. Inmarcesible. Intocable. E -indudablemente- necesario.
La verdad es que se mire como se mire (por arriba, por abajo, de cerca o a lo lejos), el mundo tiene algo de gigantesca broma. Es ponerse ciertas gafas y no parar de ver "sketches".
Así que propongo un objetivo del milenio (en realidad no muy diferente a poner fin a la miseria): conseguir que antes del año 3000 -ambición, la justa- todos los humanos estén en condiciones de reirse del mundo.
Teddy, que vengo corriendo a preguntarle qué le parece la peli del Che, en forma y en fondo. Me interesa la opinión de un apasionado de la política.
¿Hubo o no hubo revolusión cubana, compadre?
Un besino, ¿verdad que estuvo bien que lloviera tanto este finde?
Pues ni la he visto ni tengo pensado hacerlo. No me interesa el personaje. La conciencia social es absolutamente indispensable, pero él y otros como él han ensuciado el concepto, contribuyendo a la tiranía en nombre de una falsa justicia.
Para que se haga una idea de los personajes que sí me interesan, me tragaría una serie de veinte capítulos de hora y media cada uno sobre la vida de Charles Dickens, alguien que, a diferencia del afortunado Guevara, sí que vivió una infancia miserable con todas las letras de la palabra miserable.
Soy un sentimental incapaz de pegar un tiro. Así que El Che y yo…
(Además no puedo ser revolucionariamente correcto: estuve de finde en una burguesa casa rural).
Eso pienso yo, ni revolusión ni ná,. Un "quítate tú para ponerme yo", bien vendieron la moto...
Pero al margen de eso, quería destacar que es un peliculón, (aunque Fidel sale de jovencito con unas gafas de pasta horribles que poco favorecen con esa barba tan cubana, ja ja).
Así que de casa rural, ¿eh?, ¿pero se mojó un poquito, al menos? el campo debe de estar bien bonito.
Un besazo, muak, muak. Y no pegue tiros, sino besos.
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