Un tipo entregado a los medios audiovisuales no podía olvidarse del Congreso Channel. Como que el pasado jueves me quedé viendo la retransmisión de la comparecencia de Pedro Solbes ante la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso para informar sobre el nuevo modelo de financiación autonómica. De un tirón y casi íntegramente, igualito que las Olimpiadas. La verdad es que no me reconozco. Confirmado: agosto me trastorna.
El asunto sobre el que giraba la comparecencia es complejo y tiene mucho en común (salvo la complejidad) con esas disparatadas discusiones que he presenciado en la junta de propietarios de mi bendito bloque, ésas en las que rezo en silencio por la entrada en escena de alguien que por fin sepa de qué habla y que exponga razonablemente las líneas de la solución más conveniente al problema que se debate. Al ver la sesión de la comisión parlamentaria comprendí que por lo que rezaba en la junta de propietarios era por la llegada al edificio de un par de Solbes. O uno. Qué rara especie es aquélla a la que pertenecen esos humanos que hablan con propiedad de materias que conocen en profundidad, que tienen el buen gusto de no emplear ese conocimiento contra nadie y que, por naturaleza o aprendizaje en muchas negociaciones, saben reconocer y admitir sin reservas la parte razonable de las posturas contrapuestas. Nombre científico: sensatus logicus. Qué rara y qué necesaria.
En la comisión parlamentaria algún vecino se mostró indignado porque Zapatero no hubiera acudido en persona a dar las explicaciones oportunas. Ya está el del 5º-B queriendo dar la nota. Pues yo me niego a perder la oportunidad de oír sensateces, ¿y usted?
¡Solbes for President (al menos de mi comunidad)!
Salvo en campaña, porque entonces prefiero a Ortega y a su preciosismo con el capote. Olé.
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