Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

sábado, 13 de septiembre de 2008

El diluvio que viene

Las crisis son esos momentos en los que se revela el mundo y nos muestra sus vísceras. La visión no es agradable pero asumimos que es cuestión de tiempo que se consoliden los costurones y podamos seguir como si tal cosa.

Sin embargo, como no comprendo bien el mundo que hemos construido, en el que vivo y al que contribuyo, cuando la crisis me enseña el maloliente absceso que al fin revienta, aún lo entiendo menos. Sobre todo cuando sabemos a quién salpica primero.

(Viñeta de El Roto publicada en EL PAÍS el 13/09/2008)

Me interesa mucho lo que unos y otros dicen. Las causas, las recetas, los reproches. Solbes, ese hombre al que ofrezco la presidencia de mi comunidad de propietarios, ha afirmado que no será mala cosa que alguien se rompa las piernas en el ascensor si eso sirve para que decidamos cambiarlo de una maldita vez. Luego se ha arrepentido. Rajoy, ese hombre que lleva unos años queriendo ser presidente de mi comunidad, aconseja bajar las cuotas y ayudar a quien tenga dificultades con las escaleras. Alguien ha dicho que hay que trabajar más (por menos, supongo), y no me extrañaría que estuviera en lo cierto. Hay que ser más desgraciados para tener oportunidades de seguir siéndolo.

No puedo evitarlo. Es pensar en los negocios que se cierran en un bloque de oficinas y no tengo ojos más que para la persona que vacía las papeleras y aspira los suelos cuando todo ha acabado. Su cometido es lo único que entiendo de la jornada.

Menos mal que Ted sabe ponerme en mi sitio.

-Teddy, Teddy... Menudo agitador de conciencias de chichinabo. ¿Así que vivimos en una sociedad de clases, pequeño Bujarin? Escúchame bien. Ojalá el bienestar estuviera al alcance de todos. Hasta que llegue ese momento, ponemos en marcha el mejor mecanismo que conocemos. Artificioso y frenético, tal vez, pero el mejor. Y lo que consideras injustas diferencias sociales yo lo llamo eficiente distribución de responsabilidades.
-Qué buen cínico eres.
-Es lo que tiene la cárcel.

2 comentarios:

Daniel Hermosel Murcia dijo...

Pues sí, triste pero cierto, la única forma de que no nos vaya mal es que a "ellos" les vaya muy bien.

Lenny Zelig dijo...

Sí, es un modelo en el que demasiados están en la cuerda floja. Los teóricos del modelo dicen que es lo mejor que les puede pasar, porque lo peor es que se caigan. Pero lo curioso del asunto es que no conozco ningún teórico -tal vez haya alguno- que sepa lo que es estar en la cuerda floja.