Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

sábado, 30 de junio de 2007

Despedida en la red

Paul ha cogido el avión. Vaya un tipo tan singular.

Un día oyes hablar de un australiano, traductor e intérprete de español, que anda contando sus impresiones desde España. Visitas su diario y te tropiezas con inteligencia, sensibilidad y, en el fondo, literatura. Queriendo hacer ejercicios con el lenguaje, terminaron por salirle cabriolas llenas de humanidad. Una grata sorpresa. Y en el aire, un triángulo (pentágono, más bien, si contamos a los mellizos) amoroso que amenaza tormenta.

Soberbio espectáculo. Y necesariamente aparecen los espectadores, incluso con diferencias horarias. A veces asoman desde sus cubículos, comentando. ¿Qué sabrán? Se acostumbran al parte de novedades, convertido en una de sus series favoritas. Primera temporada, segunda y final. Tras luchar dignamente, dolorido, nuestro hombre cierra una etapa de su vida y su blog. Lástima que la historia no tenga una banda sonora con la que poder tropezarse con nostalgia en el futuro.

No sabemos si en la terminal del aeropuerto estará Yoshiko. Pero tras el ventanal que se abre a la pista se adivinan los fantasmales visitantes del blog, borrándose.

2 comentarios:

my blue eye dijo...

Este Paul...

Arcadi Espada le dedicó un comentario en su blog el otro día. El blog de Paul sigue ahí, es literatura y Paul es un personaje literario, más allá de que sea o no real. Pero ¡qué palabra!

Lenny Zelig dijo...

My Blue Eye.
Ya vi el comentario de Arcadi. Sospecho que aprovechando sus contactos en la Universidad Autónoma de Barcelona habrá tratado de confirmar (él mismo u otro seguidor del blog) la autenticidad del nombre, y tal vez del personaje, en los cursos de traducción e interpretación. Confirmado que no hay un señor Moresby, nos cuenta que no existe (sin explicarnos su fuente, quizá demasiado de andar por casa) y aventura que la historia tal vez no sea fiel a la realidad.
A mí "Paul" (que el nombre no sea real me resulta de una mínima prudencia) me ha parecido esencialmente sincero, desde luego en su actitud. Pero lo cierto es que, como apuntas, no es lo más importante. Lo indiscutible es su talento. Y cuanto menos real la historia personal, mayor el talento necesario para contarla tan embaucadoramente.
Sin dudarlo, debería seguir escribiendo. Ha recibido tantos ánimos para continuar haciéndolo, y es tan evidente que disfruta con la escritura, que creo que así lo hará. La cuestión es dónde.
Un saludo.