Me había acostumbrado a arrancar la jornada con una sonrisa mientras leía la crónica de Cristina Fallarás, Subdirectora de Factual, enviada al correo electrónico. No solo soy un tipo de costumbres, sino que soy uno que las adquiere rapidísimamente.
Y andaba madurando la idea de suscribirme al recién nacido periódico digital, consumiendo el crédito proporcionado con el registro, observando los movimientos en el negocio de la información digital en su búsqueda de un incierto horizonte, rogando que la masiva y variada oferta informativa encuentre el modo de subsistir y surtir a mis ojos como platos, andaba y andaba, sin más y como siempre, cuando sobreviene el terremoto en la redacción. Tras apenas dos meses de existencia, la empresa editorial decide recortar drásticamente los gastos del periódico, el director dimite, la confusión se adueña de los trabajadores y de los clientes, y uno a uno se comunican los despidos, retransmitidos en directo a través de las páginas de Twitter de algunos miembros de la redacción. Casualidades de la vida, unos días antes Factual se fijaba en el relato del desastre de Haití a través de Twitter.
En fin, Arcadi Espada, como promotor, cabeza visible y banderín de enganche del proyecto queda en una difícil posición en este denso ambiente de expectativas frustradas. Ignoro las razones económicas o de otra índole de la decisión empresarial. Parece que el proyecto seguirá, aunque no se sabe exactamente cómo y difícilmente será el mismo. Pero si algo lamento verdaderamente en este asunto es el mal trago que andarán pasando los jóvenes y entusiastas redactores expulsados del barco en cuya construcción han participado tan decisivamente.
El pasado fin de semana vi "Up in the air". Me entretuvo a ratos y nada más. Realmente me divirtió más el entusiasmo por el actor de dos espectadoras a mi derecha. Estuve a punto de soltar una carcajada cuando una de ellas masculló indignada un "será-hija-de-puta"* a un personaje femenino que lastimó a su héroe. El caso es que la escena vivida en la redacción de Factual, la súbita entrega de cheques a un personal desprevenido en un despacho acristalado, es curiosamente una escena de la película.
Y andaba madurando la idea de suscribirme al recién nacido periódico digital, consumiendo el crédito proporcionado con el registro, observando los movimientos en el negocio de la información digital en su búsqueda de un incierto horizonte, rogando que la masiva y variada oferta informativa encuentre el modo de subsistir y surtir a mis ojos como platos, andaba y andaba, sin más y como siempre, cuando sobreviene el terremoto en la redacción. Tras apenas dos meses de existencia, la empresa editorial decide recortar drásticamente los gastos del periódico, el director dimite, la confusión se adueña de los trabajadores y de los clientes, y uno a uno se comunican los despidos, retransmitidos en directo a través de las páginas de Twitter de algunos miembros de la redacción. Casualidades de la vida, unos días antes Factual se fijaba en el relato del desastre de Haití a través de Twitter.
En fin, Arcadi Espada, como promotor, cabeza visible y banderín de enganche del proyecto queda en una difícil posición en este denso ambiente de expectativas frustradas. Ignoro las razones económicas o de otra índole de la decisión empresarial. Parece que el proyecto seguirá, aunque no se sabe exactamente cómo y difícilmente será el mismo. Pero si algo lamento verdaderamente en este asunto es el mal trago que andarán pasando los jóvenes y entusiastas redactores expulsados del barco en cuya construcción han participado tan decisivamente.
El pasado fin de semana vi "Up in the air". Me entretuvo a ratos y nada más. Realmente me divirtió más el entusiasmo por el actor de dos espectadoras a mi derecha. Estuve a punto de soltar una carcajada cuando una de ellas masculló indignada un "será-hija-de-puta"* a un personaje femenino que lastimó a su héroe. El caso es que la escena vivida en la redacción de Factual, la súbita entrega de cheques a un personal desprevenido en un despacho acristalado, es curiosamente una escena de la película.
En este caso, afortunadamente, son jóvenes.
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*Hablando de hijoputa. Esta espectadora a mi derecha, en cambio, no me hace ni la menor gracia.
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