Érase una vez un floreciente lugar en el que un hombre fue condenado a once años de prisión por exigir el derecho a pensar y escribir libremente. Se llamaba Liu Xiaobo. Y no es un cuento chino, aunque lo parezca.
Quedo a la espera de que Moratinos, nuestro encargado de negocios, haga pública la opinión del gobierno sobre este escandaloso asunto.
Por mi parte, sujeto mi profunda indignación con otro imán en la nevera.
Quedo a la espera de que Moratinos, nuestro encargado de negocios, haga pública la opinión del gobierno sobre este escandaloso asunto.
Por mi parte, sujeto mi profunda indignación con otro imán en la nevera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario