Somos muchos y estamos en todas partes. Los abogados. A diferencia de otros oficios, el nuestro parece indispensable para cada situación y a cada instante. Hemos conseguido hacer del mundo una reppublica di avvocati, cuyo paraíso es mi entrañable Italia, donde la vida pública es algo así como un interminable proceso legal.
Tantos asuntos reclaman nuestros servicios que algunos tienen que ser necesariamente odiosos. Pero alguien tiene que atenderlos. Ese alguien son ellos y a veces los vemos a pares.
Tantos asuntos reclaman nuestros servicios que algunos tienen que ser necesariamente odiosos. Pero alguien tiene que atenderlos. Ese alguien son ellos y a veces los vemos a pares.
Estos dos tienen una larga trayectoria pero sugen nuevas promesas, estrellas repentinas que exhiben con gracia ese aire de "noveanelpapoquetengo" mientras el coro mediático se apresta a escuchar la primera tontuna que se les ocurre.
Gracias, colegas. Si no existiérais, tendríamos que inventaros.
2 comentarios:
Son los "abogadooooos" (le pongo voz de cine) personas muy misteriosas, gente que seguro ha empollado muchísimos libros gordos en la carrera, Derecho Romano y todo eso, ufff. Personas muy seriecitas, muy rectas, muy buenitas personas en definitiva, que además visten elegante.
Yo no me imagino a un abogado jugando al pim-pom o comiéndose un donut. Y le confieso que usted me impone por el mero hecho de ser abogado, y que no me atrevería a hablarle si no fuera porque es vía blog.
¡Hala, ya lo he dicho! ja ja
Je,je, aparte de todo eso que dice y que nos define tan bien, la verdad es que somos tantos porque lo puede ser cualquiera. Somos el profesional por defecto. Una masa que no suele estar a la altura del Derecho y que para más inri inunda los parlamentos ofreciendo su estéril verborrea.
(Me he levantado contento con el gremio. Soy la vergüenza del Colegio).
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