Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

sábado, 14 de noviembre de 2009

La conciencia de sus ojos

Cada vez me pregunto más por qué acudo al blog para contarme lo que pienso. Aunque tengo mala memoria, aún no necesito un instrumento que me recuerde lo que va pasando por mi cabeza. A veces creo que no es más que una forma de entrenar una cierta mirada del mundo practicada por alguien condenado a desconfiar del objetivo del entrenamiento. No sé si me conviene.

La inutilidad se evidencia cuando observo el ejemplo de quienes, teniendo una similar conciencia de ciertos desastres, tienen el valor de ir hasta ellos y retratarlos a un palmo de distancia.


Gervasio Sánchez, periodista, Premio Nacional de Fotografía 2009.

Es autor de un largo, constante, directo, conmovedor e irrefutable mensaje contra la barbarie, sin la menor concesión a la hipocresía reinante. Ejemplar, sin matices, como en aquel pequeño y emotivo discurso con ocasión del Premio Ortega y Gasset en la categoría de periodismo gráfico que recibió el pasado año.

Es natural que recuerde otra de aquellas películas que vi demasiadas veces seguidas. "Bajo el fuego”, de 1983, dirigida por Roger Spottiswode, con Nick Nolte, Gene Hackman y Joanna Cassidy en sus papeles principales. Y por encima de todo, con la música de Jerry Goldsmith.



Una representación de los desastrosos efectos de la Guerra Fría, esta vez en uno de aquellos rincones de Centroamérica donde era caliente.

2 comentarios:

aviadora celebrando el día del diabético dijo...

Como dijo Bertold Brecht:

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles".

La gente de la que usted habla es una minoría que lucha a diario y que resulta imprescindible. Sin ellos y su denuncia de la barbarie, ésta acamparía aún más "a sus anchas". ¿Qué o quién concede ese privilegio a sólo unos pocos?

Di Blasino dijo...

Comprendo que el compromiso con el sufrimiento ajeno esté al alcance de unos pocos solamente. La mayoría bastante tenemos con nuestra absorbente vida. Pero bastaría con que se difundiera suficientemente el mensaje de los pequeños héroes, por si llegara a calar un poquito.

Cuídese. Espero que pueda tener a raya a la maldita diabetes. Un beso.