Algunos saltan. Algún rostro revela cansancio y pesar. Se agitan muchas banderas y dudo que se pueda pensar bien zarandeando un palo. Alguien parece haber dicho adiós.
Comienza una nueva legislatura y arranca conforme a lo esperado. Mañana es 11-M y el aniversario debe servir para recordar a las víctimas y también para subrayar que gran parte de la verdad sigue aun oculta. Nunca como ahora ha sido tan importante que la prensa independiente cumpla con su función social. Les prometo que sabremos estar a la altura de lo que este momento exige (últimas palabras del director de El Mundo, tipo talentoso siempre a la altura de las circunstancias, en un encuentro digital con sus lectores, hoy, 10 de marzo de 2008). Y el nacionalismo, ese elemento históricamente distorsionador, esa fuerza que empuja en dirección contraria a la civilización y el progreso, promete condicionar nuevamente la tortuosa vida pública. Y UpyD es demasiado pequeña para forzar la apertura de un diálogo que lleve a la necesaria reforma constitucional que conviene a nuestra democracia. Y pese a las palabras que oigo, no percibo un sincero ánimo de concordia.
Y ya veremos.
Cómo echo de menos un poco de entusiasmo.
Comienza una nueva legislatura y arranca conforme a lo esperado. Mañana es 11-M y el aniversario debe servir para recordar a las víctimas y también para subrayar que gran parte de la verdad sigue aun oculta. Nunca como ahora ha sido tan importante que la prensa independiente cumpla con su función social. Les prometo que sabremos estar a la altura de lo que este momento exige (últimas palabras del director de El Mundo, tipo talentoso siempre a la altura de las circunstancias, en un encuentro digital con sus lectores, hoy, 10 de marzo de 2008). Y el nacionalismo, ese elemento históricamente distorsionador, esa fuerza que empuja en dirección contraria a la civilización y el progreso, promete condicionar nuevamente la tortuosa vida pública. Y UpyD es demasiado pequeña para forzar la apertura de un diálogo que lleve a la necesaria reforma constitucional que conviene a nuestra democracia. Y pese a las palabras que oigo, no percibo un sincero ánimo de concordia.
Y ya veremos.
Cómo echo de menos un poco de entusiasmo.
8 comentarios:
Veeeeeeeenga, M, es verdad que no flota en el aire el entusiasmo, pero sí hay un poquito de alivio, ¿quizás? el nacionalismo pierde fuelle. Y lo mejor siempre está por llegar. Me voy al gym; allí siempre hay buen rollo.
Besos, besos; esperaba con ganas sus conclusiones.
Me divierte lo de los gimanasios y el reciente homo athleticus. Qué pereza sólo pensarlo. 1-2-3-1-2-3. Arfs.
Besos agotados.
Después de la batalla todo son cuervos.
Tras la disputa electoral hay cuervos, sí, como en cualquier batalla, pero también hay siempre más de un vencedor, como casi en ninguna otra.
¡No me diga nada del entusiasmo! Cuando John Locke se puso, en 1689 y 90, a defender la tolerancia, lo hizo precisamente contra el entusiasmo de las sectas, enfurecidas y embebidas por la convicción y la creencia. Es mejor mantener un ánimo tranquilo.
Pero tiene razón en que no se percibe concordia, sino guerra.
De verdad que sólo quiero un poquito (de entusiasmo), algo de alegre despreocupación, poder disfrutar de la sensación de que no permaneceremos estancados en el mismo estéril rifirrafe entre los mismos atrincherados.
¡Y ahora que venga el mismísimo Locke, si se atreve, a decirme que no me conviene! ;-)
El Sr. Borrell ha tomado el título de esta entrada para su último artículo (http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=14/03/2008&name=borrell), en el que por cierto se aprecia un cierto entusiasmo.
En todo caso, sobre la elección del título, sólo decir 'prior tempore, potior est in iure', su originalidad queda a buen resguardo.
Un abrazo
Hmmm..., creo que ni el Sr. Borrell ni yo somos muy originales ciertamente. La originalidad estriba más bien en la forma en que él borra de su escenario la figura de su ex-colega parlamentaria Rosa Díez y los más de 300.000 votos (tantos como el PNV) obtenidos por UPyD, precisamente cuando reconoce la razonabilidad de la queja de IU por la falta de proporcionalidad del sistema.
Quede claro que no se lo reprocho. Comprendo que la lucha partidista impide oxigenar a aquél con quien se combate por un cierto espacio común, pero esa intencionada omisión es una prueba de cómo la carga partidista lastra la verdadera inteligencia (y no dudo de que el Sr. Borrell la tiene en buena cantidad).
En cuanto al entusiasmo, la verdad es que llego a compartir parte del suyo, Pablo, y debo reconocer (lleva razón Aviadora) que observo en las pasadas elecciones varias tendencias más bien positivas. Veremos si se consolidan.
Un abrazo y buena suerte.
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