Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

martes, 29 de mayo de 2007

Espejos


Cuando padecemos un error e interiorizamos con suficiente convicción una idea equivocada, somos capaces de olvidar qué es un espejo. Me explico. Cualquiera sabe que un espejo bien construido refleja la luz y nos devuelve una fiel imágen nuestra, aunque inversa. Ahora bien, cuando enfrentamos nuestra idea equivocada a un pulido espejo, la nítida imagen que nos devuelve nos ofrece una novedosa y esclarecedora perspectiva de nosotros mismos. Si tenemos suficiente capacidad de análisis crítico, cabe que reconsideremos nuestra idea y empecemos a percibir el error. Pero si no, y ahí quería llegar, nuestras fuertes convicciones pueden llevarnos a negar la imagen (el error) que estamos viendo. Pensaremos que somos algo muy distinto a nuestro feo reflejo. Habremos atribuido a un perfecto espejo unos efectos deformantes que no puede tener y nos quedaremos tan anchos. Por el bien de nuestros prejuicios, la física dejará momentáneamente de regirse por sus leyes naturales.

Lo he visto. Y desde aquí me conjuro para evitar que pueda sucederme. Los espejos no engañan. Los espejos no engañan. Los espejos...

No hay comentarios: