Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

miércoles, 19 de mayo de 2010

Conjeturando

Vivimos en el error. Las cosas no acaban siendo como creíamos que eran. Las primeras impresiones nos confunden, cuando no lo siguen haciendo las quintas. Si repasamos nuestra vida honestamente no vemos más que un permanente gazapo. Persistente. Habrá excepciones, pero son pocas, así que es poco probable que seamos una de ellas.

Puestos en situación, quedan dos opciones. O somos escépticos con nuestro propio criterio, o nos entusiasmamos con nuestras casi seguras equivocaciones. Y aunque lo parezca, no es más cómodo lo segundo, que exige mucho fingir, mucho inventar y, finalmente, mucho (tratar de) justificar.

Inmerso en el mundo de las opiniones necesito referencias, puntos de apoyo, y luego apuntarlos. Simples frutos de mi miope observación. Hoy, miércoles 19 de mayo de 2010, anoto la enésima conjetura en el margen del blog: si no eres humilde -y creo que eso se percibe-, tu opinión vale menos. O mejor: si no eres humilde, estás jodido.

Como han sido ya muchas aunque no las recuerde, llamaré a esta conjetura la "Zelig-veintitantos". En algo muy, pero muy, lejanamente parecido a la notación matemática se escribiría así:

∀opinante X ∉ los humildes ⇒ X ∈ los jodidos
.

A ver quién es el guapo (no humilde) que la refuta. O (el humilde) que la demuestra. Al distribuir así los cometidos de unos y otros, ya se ve que sospecho que nuestras particulares conjeturas no son más que una proyección de lo que somos o, más correctamente, de lo que queremos ser. Y esa sospecha, por supuesto, no es más que una nueva conjetura, la "veintitantos + 1" para ser exactos.




Pero qué gusto da dejar las cosas en orden.

2 comentarios:

Daniel HM dijo...

A modo de demostración no estructurada:

Un opinante no humilde, por definición, expone sus argumentos de forma tajante (sin humildad), de lo que se deduce un convencimiento sin fisuras de aquello que defiende (si no debería ser humilde), por lo que no da pie a dudas (el humilde deja cabida a la duda), por lo que se cree en posesión de una verdad absoluta. Las verdades absolutas no existen, si acaso podríamos aceptar una única Verdad, pero la capacidad humana no permite abarcarla completamente, así pues las verdades absolutas del no humilde será, cuando menos, incompleta y por lo tanto atacable, suceptible de dudas, cosa que el no humilde no admite, por lo cual... está jodido


Aunque lo mismo me equivoco, cosas de ser humilde :)

Lenny Zelig dijo...

Quod erat demonstrandum.
Ya tenemos el teorema.