Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

viernes, 18 de junio de 2010

La última estación

Los escasísimos grandes humanos, si son verdaderamente grandes, son los primeros en considerar sus imperfecciones. Los muchos devotos, sin embargo, si somos verdaderamente devotos, somos incapaces de concebir las imperfecciones de aquellos a quienes admiramos en exceso. De modo que, precisamente por el respeto que merece la grandeza, sobran las devociones, salvo que sean muy imperfectas.




“The Last Station” (2009), de Michael Hoffman.

Basada en la novela de Jay Parini sobre los últimos días en la vida de Leon Tolstoi, narra grandezas, devociones e imperfecciones en Yasnaya Poliana y en la estación término.

En otro tiempo habría vuelto a verla en seguida. Ya no, por mucho que también salga en ésta, precisamente con uno de mis más frecuentes y cargantes disfraces, cada vez más polvoriento: el de perseguidor de héroes o sueños o fantasmas, que en realidad son lo mismo.


No hay comentarios: