Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

viernes, 23 de noviembre de 2007

Una especie de pesimismo

Los humanos somos un resultado de un proceso de aluvión y me ha dado por pensar que resulta problemático. En varios sentidos la evolución se manifiesta en nuevas estructuras biológicas que se depositan sobre las antiguas. Así que es rascar la última capa superficial y aparece el viejo sedimento que creíamos desaparecido. Es crear las condiciones propicias y aflora en nosotros el cerebro de reptil que olvidamos que allí continúa. Eso hace que el progreso sea tortuoso y la experiencia invita a pensar que con el tiempo no somos necesariamente mejores, sino que tan solo tenemos más pasado, un cerebro con más capas, mejores oportunidades que solemos desperdiciar o quizá nada más que nuevas habilidades para ser los cocodrilos más despiadados.

Esto va por días. Hoy me ha dado por pensar que somos un especie que ha creado falsas expectativas. Sé que pasado mañana seré más objetivo y encontraré motivos para el optimismo. Pero de momento, ¿qué pensar del afán generalizado de los humanos por marcar territorio como gatos orinando por los rincones? Sólo es un ejemplo y no el más grave.

Hoy por hoy y en lo que a mí respecta, somos éste



Tal vez no lo parezca, pero seguimos llevando esa mirada entre alerta y asustada, ese gesto tenso del que apuesta todo por la supervivencia y sabe que a cada momento se la juega. Aparentamos no verlo, pero aquél es el aspecto que tenemos cuando nos damos los buenos días.

En fin, hoy por hoy y hasta pasado mañana, sueño con el advenimiento de las máquinas, de un mesías robótico.



Voy a rezarle un poquito.



P.S.: soy un iluso. Acabaremos peleándonos también por las benditas máquinas.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Miguel... ¡ese ánimo de ayer, eh! Le leo aún en pijama, y ya me ha dejado usted pensativa para todo el sábado.

Que sí, que somos miserables y no evolucionamos nada de nada, pero ¿no cree usted que la especie humana seguiría su curso aunque llegásemos a ponernos de acuerdo en algo positivo los 6.000 millones de almas que somos? Al margen de tratados, protocolos, declaraciones de derechos humanos y peticiones de perdón del Vaticano, evolucionamos de "manera natural" (¿como los animales?). En resumen, que somos "así" y que quizás no debemos pedirnos más de la cuenta, porque como usted dice, nos hemos creado falsas expectativas; MUY MAL.

No doy un euro por el ser humano como especie, pero sí por el individuo. No dejan de maravillarme las personas, si las observo como entes aislados. Me quita la respiración el chico que toca el violín en el metro, la madre de familia que carga con la compra del supermercado, el abuelo sentado en el parque.
Sé que usted también cree en las personas, y por eso me desayuno estas tostadas más tranquila. Un abrazo.

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La segunda foto del post mola mucho; ¡yo apuesto por la chica de la coleta!

Lenny Zelig dijo...

Yo creo que hemos evolucionado demasiado deprisa, pero arrastrando al tiempo nuestra elemental naturaleza de mamíferos condenados a luchar por la supervivencia. Eso hace que cada vez sea mayor la distancia entre lo asombroso que podemos llegar a hacer y lo miserable de la crueldad que seguimos ejerciendo. Demasiado contraste para mi estómago. Cargamos con demasiado lastre.

En cuanto a la foto, yo apuesto por que ganará el engendro mecánico y por que sabrá ganar. A la chica, si le parece bien, nos la disputaremos. Aunque creo que ya ha elegido.

Anónimo dijo...

Sí, seguimos siendo un poco primitivos, téngase en cuenta que hasta el siglo pasado la vida humana no comienza a tomar valor, y los derechos humanos no se declaran universales. Apenas unas décadas de intentos de "racionalidad" frente a cientos de miles de años de evolución a base de supervivencia pura y dura no son nada. Pero tenga esperanza porque la evolución nos ha dado una herramienta increíblemente poderosa: el poder de elección. Vale, también es peligrosa, pero quede claro que siempre podremos elegir entre hacer el bien, aunque sea "antinatural". Le recomiendo el libro de Punset "El alma está en el cerebro", y ánimo que, puede que no lo veamos, pero la cosa pinta bien. En cuanto al mesías tecnológico ya está aquí, al menos su profeta precursor (que siempre ha de haberlo) en forma de web 2.0.

¡Ánimo!

Anónimo dijo...

Está usted desapareciíto. No se puede imaginar cuánto añoro aquellas tardes de verano compartidas.
Ya seeeeé, ya seeeeé que soy una pesada y que no le dejo a usted en paz, pero es que yo soy de cariños pero que muy escogidos, de veras que sí. Y a mí me gusta pasarme a leerle. Pero usted sólo regala piruletas una vez por semana (¡como yo con mis muchachos!).

NO SE VENDA TAN CARO, ¡EH!.

Fdo: Anónimo.

MBI dijo...

El optimismo es, en ocasiones, más cruel que el pesimismo. Y estoy segura que cualquier forma de mesías acaba siendo sospechoso...

Anónimo dijo...

Amén, MBI

Anónimo dijo...

Diablos, no hay tiempo, no hay tiempo (lo digo con prisa similar a la del conejo de Alicia en el País de las Maravillas). Un bloggero que se desvanece, eso parezco. Pero qué menos que aparecerme (tarde) por un momento (libre).

Daniel: vale, dejo el optimismo en sus manos. Reconozco que hay razones y no las ignoro, pero creo que deben considerarse las razones del pesimismo para contribuir mejor a vencerlas.

Anónima voladora: soy el primero en lamentar mis agobiantes ocupaciones, pero no puedo seguir su ritmo. Arfs, arfs. Así respiro en la blogalaxia estos últimos días. Piense que he marchado unos días al balneario y que si no me ahogo, volveré. En realidad uno no termina de irse nunca.

mbi: comparto esa suspicacia hacia los mesías. Sólo quería expresar cierto hartazgo y desesperanza. No dudo de que el mesías somos nosotros mismos o sólo es un sueño.

Anónimo dijo...

Está esto muertísimo de la muerte, por favor. Menuda manía le estoy cogiendo al dichoso homínido de la foto. ¡Ya no vengo más, ea!

Deje una nota en la nevera del avión cuando vuelva. Si en dos días no aparece, le hago un post elegíaco a su caballeresca e italiana figura.