Fotografía de Don McCullin - ‘Snowy, Cambridge, early 1970s’

martes, 21 de abril de 2009

Deformidades

Observo que hay circunstancias que parecen deformarnos, sustancias que si nos empapan lo suficiente y durante suficiente tiempo terminan reblandeciendo nuestra identidad y moldeándonos de forma grotesca.

Intento hacer inventario. La autoridad y la sumisión. El lujo y la miseria. Me esfuerzo por compararlos y calibrar su fuerza deformante, pero no llego a ninguna conclusión convincente. Y cuando empezaba a pensar que tal vez los factores deformantes vienen a pares, en forma de dos extremos, tropiezo con el miedo y sospecho que su contrario no es tan peligroso. Y luego caigo en que no parece haber unidad de medida fiable y que por ello resulta imposible comparar deformidades. Y que hay deformidades y deformidades y algunas incluso tienen cierto atractivo...

Es un asunto resbaladizo, de esos -cada vez más frecuentes- en los que me pregunto si lo que pienso u opino no es más que un sistemático intento de justificar lo que soy: en este caso, de convencerme de que no soy deforme o no demasiado, y de que hago bien procurando renunciar a cualquier autoridad o padeciendo grave incomodo ante el menor atisbo de lujo. O de justificar lo que cada vez me resulta menos discutible: que las sociedades libres e igualitarias son las menos repugnantes precisamente porque son las que menos nos deforman.

"Fortunata y Jacinta",de Benito Pérez Galdós, es un dramón en toda regla que presta atención a ciertas deformidades. Antón García Abril le puso música en la versión televisiva de Mario Camus de 1979-1980. Esto no viene mucho a cuento, lo sé, pero la música, como casi siempre, me trae buenos recuerdos. Es decir, me permite soñar despierto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué confusa me dejó, no sé si entendí bien su argumento. Comparto con usted eso de que hay deformidades atractivas; en cierta ocasión posteó uno donde defendía a los "malos" de las pelis porque resultan más interesantes. Creo que los individuos sí podemos ser deformes (p.ej. Bush), pero no sociedades enteras(EEUU). A la larga, son un peligro.

Y en cuanto a Fortunata y Jacinta, me pido a la primera (no me gustan las rubias, ji ji).

Beso y buena mañana.

Lenny Zelig dijo...

Lo he expresado confusamente. Casi tampoco me entiendo. Andaba pensando en esas circunstancias que nos sientan mal, que nos hacen peores (dado lo que yo entiendo por mejores). Y en cómo es un error permanecer en tales circunstancias en aquellos casos en que podemos abandonarlas. Todo vago, un poco nada.

Venga, va, la rubia para mí. (Maribel Martín: otro sueño infantil-juvenil).