Entre pleito y pleito apenas hay más vida que la contemplativa. Esto incluye observar vidas ejemplares (además de series admirables o que me lo parecen).
En mi devota infancia, en aquélla en que las vidas ejemplares eran las de santos, Fray Escoba ocupó su lugar, o así creo recordarlo.
Pero en mi descreída madurez y ante tanto revolucionario irracional y despiadado, y tanto reaccionario que presume de buena cabeza, busco mis ejemplos en revolucionarios racionales, que los hubo, y especialmente en aquéllos que vivieron una vida original y dramática, de novela, y dejaron escrito el rastro de una mente preclara. No busco mitos ni santos, sólo brillantes, contradictorios y simplemente mortales individuos que tuvieron el arrojo y el acierto de avanzar por la senda correcta a pesar de lo oculta que estaba.
Coincidieron varios en la Europa y la Norteamérica de finales del siglo XVIII, y algunos no han sido suficientemente considerados, o eso le parece a un iletrado como yo. Me refiero en concreto a Mary Wollstonecraft, una mujer del siglo XXII en un momento en que era incluso difícil ser una mujer del siglo XVIII. Un humano de los que suceden pocas veces y que murió demasiado pronto.

Los simples necesitamos buenos cuentos y bien contados que nos ayuden a ser nosotros mismos y un poco mejores. ¿Para cuándo una buena serie de televisión sobre Mary Wollstonecraft, damas y caballeros?
En mi devota infancia, en aquélla en que las vidas ejemplares eran las de santos, Fray Escoba ocupó su lugar, o así creo recordarlo.
Pero en mi descreída madurez y ante tanto revolucionario irracional y despiadado, y tanto reaccionario que presume de buena cabeza, busco mis ejemplos en revolucionarios racionales, que los hubo, y especialmente en aquéllos que vivieron una vida original y dramática, de novela, y dejaron escrito el rastro de una mente preclara. No busco mitos ni santos, sólo brillantes, contradictorios y simplemente mortales individuos que tuvieron el arrojo y el acierto de avanzar por la senda correcta a pesar de lo oculta que estaba.
Coincidieron varios en la Europa y la Norteamérica de finales del siglo XVIII, y algunos no han sido suficientemente considerados, o eso le parece a un iletrado como yo. Me refiero en concreto a Mary Wollstonecraft, una mujer del siglo XXII en un momento en que era incluso difícil ser una mujer del siglo XVIII. Un humano de los que suceden pocas veces y que murió demasiado pronto.

Los simples necesitamos buenos cuentos y bien contados que nos ayuden a ser nosotros mismos y un poco mejores. ¿Para cuándo una buena serie de televisión sobre Mary Wollstonecraft, damas y caballeros?